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Illa y Collboni marcan el rumbo en medio de los retos de la investidura | Noticias de Cataluña | EL PAÍS

Las instituciones catalanas han logrado en los últimos meses sortear la sensación de inquietud que permea la política española, a raíz de la ofensiva judicial y política de las fuerzas de derecha contra Pedro Sánchez y unos socios de investidura que parecen reacios a sostener su apoyo al Gobierno central sin obtener compensaciones claras y significativas a cambio. Los primeros cuatro meses del Govern de Salvador Illa en Cataluña han sido relativamente tranquilos, tanto por los 100 días de gracia que, de facto, le ha otorgado la oposición, como, sobre todo, porque los partidos que podrían haberle dificultado su gestión -Esquerra, los comunes y Junts- han estado sumidos en complejos procesos congresuales.

Esta semana la oposición sí ha dado señales de alerta a Illa, que se ha visto obligado a prorrogar los presupuestos y a rectificar anuncios como la supresión de la obligatoriedad de la asignatura de literatura en el bachillerato para adaptarse a la Lomloe. Pero el presidente ha respondido, a estas señales de alerta, presentando su plan de gobierno para dejar claro que hay mucha legislatura por delante. Lo mismo ha querido hacer el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, sujeto a la misma necesidad de pactos que el presidente catalán. El alcalde logró el viernes aprobar la primera parte del paquete presupuestario con la aprobación de las ordenanzas fiscales gracias a un pacto de última hora con los comunes.

Illa se propone culminar lo que los socialistas llaman “normalización” de la vida política catalana apoyándose en sus socios de investidura -ERC y comunes- y intentando, al mismo tiempo, que Junts, principal partido de la oposición no tome represalias en el Congreso de los Diputados contra el Gobierno de Pedro Sánchez. El líder de Junts ha irrumpido esta semana con la exigencia de que, más allá de la amnistía judicial de la que sigue pendiente, tanto Sánchez como Illa le apliquen lo que él denomina “amnistía política”. Traducido, significa que los dos líderes socialistas acepten reunirse normalmente con él como ya lo ha hecho el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán.